jueves, 31 de octubre de 2013

Indígenes

Indígenes
Fa uns mesos vaig tindre l'ocasió de conèixer la Fiscalera, de la mà del meu germà Josep Pitarch i de Rosa Roig. La fiscalera és una de les persones afectades per la devastació brutal i assassina que l'Ajuntament de València va fer ara fa 10 anys a l'horta de La Punta. Expropiats, expulsats de la seua terra i de la forma de vida que durant segles ha estat la base de l'economia i la societat valencianes, malpagats, els afectats sobreviuen ara com poden.

És necessari no oblidar l'expoli de La Punta. Va ser el primer i un dels més dramàtics. Allà els poder públics es van posar del costat dels especuladors i amb el pretext d'ampliar el Port de València, van expulsar els indígenes per lliurar aquella terra als especuladors. El Port prompte va dir que no volia eixamplar-se per allà, els especuladors van pensar en construir i construir. Hui aquella zona, fins fa poc una terra fèrtil i viva, és una explanada d'asfalt i ruïna. I mentre, algú s'ha quedat els diners.

Indígenes és un curt documental inquietant, contra l'oblit. Paradoxes de la vida, el propi Ajuntament de València el va premiar al 2013 al festival València Crea 2013.
També acaba de guanyar el festival QUARTMETRATGES premi al millor curtmetratge documental 2013 (ex equo).



Direcció i muntatge: Josep Pitarch Producció: Rosa Roig Guió: Sergi Pitarch Imatge: Raul Navarro

miércoles, 7 de agosto de 2013

Dos cuentos

Hace mucho tiempo escribí estos dos relatos para unos concursos de cuentos fantásticos. No gané nada mas que la satisfacción de haberlos acabado. Siempre he pensado que es mejor escribir algo aunque no sea bueno, que no escribir nada.  


Extraña manera de morir,
por Sergi Pitarch Garrido

Eusebio era un hombre tranquilo. Tranquilo y sano. Aparentemente no se podía esperar que muriera así como murió, de repente, aquel verano de 1922 a los 78 años de edad. O al menos eso pensó su familia. Eusebio en realidad padecía una extraña enfermedad que resultó ser fatal. Aquel hombre bueno, padre de familia, sufría sin saberlo catalepsia. Y así, sin poder evitarlo y con todos los músculos de su cuerpo inmóviles y el corazón apenas funcionando apareció un día postrado en su sofá. Su familia no tardó en darlo por muerto cosa que el médico rural certificó tras un examen visual. “he visto muchas muertes así, tranquilas y en paz” dijo a su desconsolada mujer e hijos. Eusebio asistió con horror a aquel diagnóstico, gritando por dentro, pidiendo ayuda sin que nadie, excepto él, pudiese oírle.
El funeral y el entierro se organizaron con premura. Eusebio pudo oír los pésames de los vecinos y la familia mientras colocaban su ataúd de madera de pino en el nicho que él mismo había adquirido años atrás. Eusebio intentó moverse, gritar, hacerse notar de alguna manera, pero le fue imposible. Su cuerpo estaba paralizado completamente. Oyó cómo cerraban ta tumba y luego el silencio. Eusebio lloraba por dentro. No podía creer lo que le estaba pasando. Así pasó un día, y otro… el tiempo se confundía en su mente hasta que de repente algo cambió. Empezó a sentir sus extremidades, débilmente pero seguro. A pesar de la oscuridad, del aire viciado de aquella cápsula de madera, Eusebio empezó a reunir fuerzas apenas para poder murmurar algo… un susurro de auxilio, una llamada de vida.
Su pensamiento se interrumpió de repente. ¡Alguien estaba hurgando en su nicho! Tal vez se habían dado cuenta de algo durante el entierro y allí estaban. ¡Estaban sacando su ataúd de aquel agujero¡ Eusebio se concentró, rezó brevemente para reunir fuerza suficiente y poder hablar, aunque solo fuese un murmullo. Unas manos fuertes sacaron totalmente el ataúd y lo depositaron en el suelo. Eusebio oyó saltar los clavos de la tapa y por fin, se abrió. Era de noche. La luna nunca había sido tan bella para él. Cuando acostumbró la vista pudo reconocer a dos personajes que le miraban con atención. Los conocía.
Eran Rafael y Alberto, dos jóvenes del pueblo que trabajaban para la facultad de Medicina de la capital. ¡Estaba salvado! Alguien había revisado su caso y habían venido a rescatarlo. Respiró hondo y empezó a mover los brazos lentamente hacia los jóvenes. Abrió la boca lentamente y susurró “Socorro”. Rafael y Alberto se quedaron sin respiración. Su caras se inundaron de terror. “Soy yo” balbuceó Eusebio “me enterraron vivo”. Rafael y Alberto se quedaron de piedra y se miraron mutuamente. Rafael rompió el silencio. Siempre, desde pequeño, y Eusebio lo conocía bien, había sido un chico resuelto.
El joven pareció dudar hasta que por fin habló mientras alcanzaba el martillo “Hemos venido a por un cadáver para la clase de anatomía y un cadáver nos vamos a llevar”. Al día siguiente los alumnos de medicina practicaban sobre un cadáver con la cabeza reventada a martillazos.  “Extraña manera de morir” comentó uno de los estudiantes mirando los hematomas en la frente de Eusebio, No sabía hasta qué punto había acertado en su diagnóstico.





EL REFUGIO

Las sirenas sonaron poco antes del bombardeo. Ya se escuchaban claramente los motores cuando vecinos y transeúntes de la calle Alfambra de Valencia se precipitaron hacia el refugio que había instalado en los sótanos de un antiguo almacén de corte y confección. Era abril de 1937. La gente se agolpaba en las puertas mientras los silbidos de los proyectiles rasgaban el cielo y anunciaban la destrucción. La gente bajó a toda prisa hasta el refugio y allí se quedaron, en silencio. Fuera las calles estallaban en ruidosas explosiones que casi se podían sentir. Silencio en la galería subterránea. Algunos, los menos, rezaban por lo bajo. La mayoría callaba esperando que acabara pronto aquel infierno y entre ellos la pequeña Rebeca con su madre. Las sirenas las habían sorprendido comprando pescado en el mercado. Las explosiones sonaban ahora. cada vez más cerca. Y más seguidas. Ahora hacían temblar los cimientos del viejo edificio y hacían parpadear las pequeñas bombillas que tímidamente alumbraban la estancia. Una explosión. Otra más. Dos, seguida. El refugio temblaba como si el propio edificio adivinara su trágico destino. Un silencio y, de repente, una enorme bomba cayó en el viejo almacén de corte y confección. Estalló con toda su fuerza y el edificio se desplomó. En el refugio las paredes se resquebrajaron como un vagón descarrilando a máxima velocidad. La luz se apagó y las personas allí refugiadas se vieron envueltas en un amasijo de cascotes, fuego y destrucción. Los gritos se confundían con las explosiones. Muchos de los refugiados yacían entre los restos de aquél ataúd de cemento sin vida, atrapados. La explosión había taponado la salida y el fuego, el calor y la desesperación inundaban la sala. La pequeña Rebeca tardó en incorporarse llorando quedamente y cubierta de polvo. Había quedado parcialmente atrapada por  los escombros. Cuando pudo levantarse, entre el humo, la oscuridad y los cascotes notó como se iban apagando poco a poco los gritos de la gente. Pero, ¿y su madre?. Se giró, palpó las rocas, los restos. Gritó “mamá” pero nadie respondía. “¡mamá, mamá!”la niña rompía el silencio con sus gritos ahogados en lágrimas, pero el silencio que la envolvía era casi irreal. De repente se percató de una luz apenas visible que apareció entre los restos del edificio. A unos metros de ella, si lograba deslizarse entre los huecos que habían dejado los escombros, quizá podría salir de aquella extraña cueva artificial en la que se había convertido el refugio. “¡mamá, mamá!”! gritaba entre sollozos la pequeña rebeca mientras se arrastraba hacia la luz. Por fin pudo llegar al hueco iluminado. El olor a ceniza y humo había desaparecido y la niña sintió un aliento diferente, una bocanada de aire fresco. “Eres tu? mamá? ¡mamá, mamá!” La luz se hizo intensa, casi cegadora, pero Rebeca no le prestaba atención. Sólo tenía ojos para un extraño aparato que  a pocos centímetros de su cara, daba vueltas, y vueltas. “¡mamá, mamá!”. La niña sentía que tenía que hablar allí, junto a esa extraña máquina, pero no sabía por qué.


Días después, el profesor Cantavieja recibió en su despacho una extraña cinta. La enviaba un aficionado junto a una nota. El viejo profesor puso la cinta. Tras un silencio pudo escuchar, apena audible “¡mamá,…..mamá!”. La puso varias veces para asegurarse de que había oído bien. Luego leyó la nota. Decía “Registrado en el antiguo refugio de la calle Alfambra el 3 de enero de 2006”. 

lunes, 1 de julio de 2013

Dejarlo por amor - cortometraje

Hola de nuevo. Aquí os dejo un cortometraje que grabamos ya hace algún tiempo para un concurso de plano secuencia.



Gracias a Ana Hervás y Ximo Romero por actuar. Son grandes. Y a Pau, por dejarse.

domingo, 30 de junio de 2013

Futuro - micrometraje documental




FUTURE és un curtmetratge documental sobre la situació dels científics espanyols. Realitzat per Ozigosi HiF, al 2012
FUTURE is a shortfilm doc about the situation of the spanish scientists. By Ozigosi HiF, 2012
FUTURE es un cortometraje documental sobre la situación de los científicos españoles. Realizado por Ozigosi HiF, 2012


En Youtube, con un estabilizador de imagen: 

sábado, 29 de junio de 2013

Qüestió d'Honor - curtmetratge

Ja fa molt de temps que no escric un post al blog. He estat molt ocupat estos mesos, però finalment ja estic ací, de tornada. Us porte un video que ja vam fer fa uns mesos, però que és digne d'estar penjat ací. El seu títol: Qüestió d'honor.


"Qüestió d'honor" és un curtmetratge gravat a Bejís, Alt Palància, un matí de febrer entre Sergi i Josep Pitarch, Jesús Sancho, Maria Sanchis i Rosa Roig. 

viernes, 28 de junio de 2013

Entrevista documental a Vicente Marco.

Fa uns mesos Maria Sanchis i jo vam entrevistar al seu iaio, Vicente Marco que, amb més de 90 anys, és un dels habitants més estimats del seu poble, Bejís, a l'Alt Palància. Vicente Marco, o el Tío Marco, com és conegut al poble, és part de la memòria viva de Bejís. Ha estat tota la vida (i encara ho és) un apassionat del camp, treball que ha compaginat amb la d'algutzil del poble.
Amb aquella entrevista informal, hem montat este video.



En vimeo es pot vore ací: https://vimeo.com/69316894

viernes, 19 de abril de 2013

El lado más humano: psí se puede.


Se acaba de presentar nuestro último trabajo, "El lado más humano frente a los desahucios". Se trata de una historia sencilla que nos pidió grabar la entidad  Psicólogos sin Fronteras. Un vídeo que hemos hecho con todo el cariño y con el que se quiere llegar a las personas que lo están pasando mal ante la expectativa del desahucio.
Aquí está el vídeo colgado:




Es un hecho que los suicidios relacionados con los desahucios han aumentado en España en los últimos años, de tal manera que se han convertido en la primera causa de muerte violenta,  lugar que  tradicionalmente en este país han ocupado los accidentes de tráfico
Es una cara perversa y oculta la mayor parte de las veces, de la crisis.  Existe una generación, una clase social, un colectivo mayoritario que claramente se está quedando atrás, sin salida, sin opciones y sin futuro,. Las consecuencias psicológicas de esto son terribles.
Afortunadamente han surgido iniciativas de base, como la PAH o Psicólogos sin fronteras, desde las cuales las personas se empiezan a organizar y crear redes de ayuda mutua para sobrellevar la situación y restaurar la esperanza. Ni el estado, ni las instituciones públicas, ni los partidos políticos parecen estar a la altura de las circunstancias.
Y aquí colgado en VIMEO, en mi canal, bajo el título "Psí se puede":



Psí se puede from OZIGOSI Històries i Films on Vimeo.

Con Mamen Gimeno y Rosa Calatayud
Guión y dirección: Sergi Pitarch Garrido
Grabación y postproducción: Josep Pitarch, Ximo Romero
Producción: Rosa Roig, Maria Sanchis
Locución: Rosa Roig, Rosa Calatayud
Diseño sonoro: Javier Pitarch
Con la colaboración de Roger Muñoz

miércoles, 17 de abril de 2013

Minicoses

De vegades, gravar poc i fer microvideos és una satisfacció molt gran. Per a què més?

Verdures a Benimaclet:


Dominó a Cuba:

El terra de l'estació d'autobusos:

Detalls:

lunes, 15 de abril de 2013

Con este relato corto gané un reconocimiento en un concurso de la Universidad de Alicante en un lejano 2001. Ordenando mi correo, lo he encontrado y me ha hecho gracia. Se titula "Extrañado":



Extrañado
Él llegó a su casa de madrugada. Se vistió y salió rápidamente del apartamento hacia el trabajo. Aquel día quería llegar pronto, así que se plantó a las tres de la madrugada en la oficina. Sus jefes no estaban. 
Decidió pues incendiarlo todo y huir hacia el sur.  Quemó los muebles en una esquina, roció las computadoras con ácido cítrico y , mientras canturreaba una melodía de Glenn Medeiros, acabó definitivamente con el fax que tantos dolores de cabeza le habia producido... a otros. En realidad él no trabajó allí nunca. Era más bien un visitante de la empresa. La solía frecuentar los jueves a la hora del almuerzo. 
Nadie nunca le preguntó nada, ni siquiera le dieron motivos para odiar aquella oficina. A decir verdad no sentía asco por aquel trabajo, sinó más bien admiración. Pero él rompía lo que admiraba, tal y como hizo con aquella figurita quijotesca de Lladró. Todo le venía a la cabeza extrañamente mezclado, sin pasado ni futuro y además, en árabe antiguo, así que no entendió sus propias reflexiones.  Así era Rodrigo Machado, impulsivo y superficial a pesar de ser piscis.

domingo, 14 de abril de 2013

Aurora de San Blas, interpretada por el Tío Marco, de Bejís

 La Gran Enciclopedia Aragonesa dice: «Las Auroras son interpretadas fuera de los templos, de madrugada, generalmente por hombres que recorren las calles, antes del rosario de la aurora, despertando a los devotos e incitándoles a participar en el rezo; de ahí su nombre de despertadores, en algunos pueblos o de auroros. La costumbre se puso en vigor en el siglo XVII por los frailes dominicos y se trató de que arraigase en las clases populares».
El Canto de la Aurora en Bejís (Alto Palancia) es una tradición que se mantiene viva, por ahora.

El Tío Marco, con sus 94 años, accedió a cantarnos aquí la Aurora de San Blas, el canto tradicional que se hace para la festividad de este santo, en febrero.