lunes, 15 de abril de 2013

Con este relato corto gané un reconocimiento en un concurso de la Universidad de Alicante en un lejano 2001. Ordenando mi correo, lo he encontrado y me ha hecho gracia. Se titula "Extrañado":



Extrañado
Él llegó a su casa de madrugada. Se vistió y salió rápidamente del apartamento hacia el trabajo. Aquel día quería llegar pronto, así que se plantó a las tres de la madrugada en la oficina. Sus jefes no estaban. 
Decidió pues incendiarlo todo y huir hacia el sur.  Quemó los muebles en una esquina, roció las computadoras con ácido cítrico y , mientras canturreaba una melodía de Glenn Medeiros, acabó definitivamente con el fax que tantos dolores de cabeza le habia producido... a otros. En realidad él no trabajó allí nunca. Era más bien un visitante de la empresa. La solía frecuentar los jueves a la hora del almuerzo. 
Nadie nunca le preguntó nada, ni siquiera le dieron motivos para odiar aquella oficina. A decir verdad no sentía asco por aquel trabajo, sinó más bien admiración. Pero él rompía lo que admiraba, tal y como hizo con aquella figurita quijotesca de Lladró. Todo le venía a la cabeza extrañamente mezclado, sin pasado ni futuro y además, en árabe antiguo, así que no entendió sus propias reflexiones.  Así era Rodrigo Machado, impulsivo y superficial a pesar de ser piscis.

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